Recordando campeones

El combinado griego escribió una de las páginas más sorprendentes de la competición. Con un juego defensivo, los de Otto Regahhel vencieron a los anfitriones en la final del torneo.

Portugal fue sido designado como país anfitrión para la disputa de la doceava edición de la Eurocopa. Los lusos, con Luis Figo, Deco y un jovencísimo Cristiano Ronaldo partían con la etiqueta de favoritos, aunque no empezaron nada bien la competición. En el partido inaugural perdieron 1-2 contra Grecia. Aún así, consiguieron pasar como primeros de grupo por delante de los helenos y de España, que no superó la primera fase.

La eliminación prematura de los españoles marcaría el sino característico del torneo. La abundancia de sorpresas. Alemania e Italia tampoco superarían la primera ronda. Tres selecciones favoritas quedaban fuera a las primeras de cambio.

En los cuartos de final continuaron las sorpresas. Grecia, que ya había vencido a Portugal y empatado contra España, eliminó a Francia. La República Checa venció cómodamente a Dinamarca 3-0. Y en el resto de eliminatorias, los penaltis hicieron acto de presencia. Portugal y Holanda se citaron en semifinales tras ganar desde los 11 metros a Inglaterra y Suecia, respectivamente.

En la primera semifinal, Portugal, con su público, venció 2-1 a Holanda y se preparaba ya para ganar su primer torneo absoluto de selecciones. Grecia, como venía siendo habitual, ganó con un pírrico gol en la prórroga de Traianos Dellas a los checos. Griegos y portugueses, que nunca habían llegado a una final, se disputarían el trofeo continental.

Todo estaba listo para que Portugal venciera en la final, pero esta Eurocopa estaba destinada a ser el paradigma de las sorpresas. Los helenos, con un solitario gol de Angelos Charisteas en el minuto 57, dejaban a los lusos sin la victoria esperada. Grecia firmaba así una de las epopeyas más grandes de la historia de la Eurocopa.



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